- Tamizar la harina en un cuenco y desmenuzarla junto con la mantequilla. Añadir el azúcar.
- Batir las yemas con la vainilla y mezclarlas con los ingredientes secos hasta obtener una masa homogénea.
- Amasar solo lo necesario hasta conseguir una masa cohesionada.
- Presionarla ligeramente y enfriarla durante 30 minutos envuelta en film trasparente.
- Pasado este tiempo estirarla con el rodillo y ligeramente espolvoreada de harina y disponerla sobre un molde engrasado de unos 24 cm., recortando la masa sobrante y adaptándola bien a la forma del molde. Pinchar con un tenedor para que se escape el vapor durante la cocción. Dejar enfriar 20 minutos en el frigorífico, antes de hornearla, para que no pierda la forma al cocerse en el horno.
- Sacar de la nevera y disponer un papel sulfurizado encima de la masa y, poner, a modo de peso, unas legumbres o bolitas cerámicas encima, para evitar que se eleve la masa al cocerla.
- Meter la masa, a una altura media, en el horno previamente pre-calentado, a 190 º C. Dejar cocer el tiempo necesario dependiendo de la receta: unos 9 minutos si después tuviera que volver al horno ( masa pre-horneada y unos 7 y 10 minutos más si la receta requiere una base horneada del todo.
- Sacar del horno y reservar.
La pasta sobrante puede utilizarse para hacer pastas de té. También puede conservarse envuelta en film transparente un par de días en el frigorífico o puede congelarse.
La elaboración de la pasta azucarada en imágenes:
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